Poco a poco fueron bajando del tren, bajaron los abuelos
primero y por último el tío Pedro quien cargaba en sus brazos una caja de
madera. Cada mañana salíamos corriendo de entre los árboles cuando escuchábamos
el silbato del tren. Nos daba miedo pero nos aguantábamos, apretábamos los ojos
y las manos creyendo que así nos protegeríamos del monstruo que se acercaba.
Confieso que mis ojos nunca se cerraban del todo, por el contrario quería
acercarme más y tocar el ruido que el tren hacía. Luego mi abuelo dijo que el
ruido no se puede tocar. Que solo se mete en el cuerpo, entre los huesos, por
la sangre, por los oídos. Casi nunca venía nadie al pueblo, toda la gente iba
de paso y sacaba las manos por las ventanillas para decirnos adiós.
Ese día el tren se retrasó un poco, Luis y yo nos sentábamos
atrás del portal para la hora que se quisiera aparecer, y al fin ahí estaba, esperábamos
a mis abuelos, que habían ido a la ciudad a visitar a los tíos , que se habían
ido hace muchos años, cansados de la resequedad de la tierra y las lluvias ,
del polvo; -aquí ya no hay nada, dice mi mamá que dijeron el día que salieron
de la casa, ella siempre los ha extrañado, pero mi abuelo mucho mas, mis tíos
desde allá, cada mes mandaban cartas, y alguna que otra foto por eso los
conozco bien.
Mi abuelo me dijo que me iba a traer una caja de chocolates
y a mi papá; bolsas de café. No nos trajeron nada, ni siquiera pude preguntar,
no sabía que les pasaba…deberían estar contentos porque mi tío Pedro vino a
dejarlos, en cambio oía a mi mamá y a mi abuela llorar quedito ahí en la
cocina.
Mi tío dejó sus cosas ahí en el granero, nomàs trae una bolsa de hule y la caja, yo quería saber que era; me imaginaba, no sé,
una acordeón, un tambor, o ya aunque fuera un tocacintas. Me puse atrás de la
ventana, y escuché todo lo que había pasado, siempre he sido muy curioso o más
bien nunca me quedo con la duda, y así sin que me vieran fui otra vez al
granero y destape la caja…ya mero se me salía el corazón y hasta las tripas de
la impresión; era mi tío Román, bueno…su cabeza, mi tío Genaro le dio 2
machetazos y se fue lejos. Dicen que cobran mucho por llevar un muerto de un lugar a
otro, y más si es en tren, mi abuelo decidió traerse nomás la cabeza, dice que
es lo que importa… es la que tiene los recuerdos… las vivencias…¿lo
demás?...Quien sabe donde lo dejarían…
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